Como una cortesía, la Iglesia Cristiana Reformada en Norte América le provee al lector esta traducción. Si usted tiene alguna pregunta o inquietud en cuanto a la calidad de esta traducción, por favor, contáctenos con sugerencias para mejorarla.
Para el reporte completo y la declaración exacta de la postura de la denominación sobre un tema en particular, el lector debe buscar las referencias provistas.
Postura
Todas las guerras son el resultado del pecado, y aunque Dios puede usar guerra en su juicio sobre las naciones, su propósito es de hacer cesar todas las guerras. Los cristianos son llamados a hacer todo en su poder para promover la paz y comprensión entre las naciones y la resolución de diferencias sin el recurso a la guerra, pero también deben desempeñar en algunas ocasiones, el deber solemne de defender sus naciones contra agresores. Una guerra justa es una en la cual el objeto no es de destruir o de aniquilar, sino de disuadir a los que no respetan la ley, y dominar al estado enemigo para asignarle el lugar que le corresponde en la familia de las naciones. Su meta es establecer una paz duradera sobre la fundación de la justicia y un orden político, estable y justo, en el cual puede florecer la sociedad humana.
La iglesia debe advertir contra la glorificación de la guerra por su propio bien, pero el pacifismo que causa que las personas se rehúsen a tomar armas bajo cualquier condición también es inaceptable. Se desaconseja la objeción de conciencia excepto entre aquellos que creen que una guerra en particular es injusta, y por lo tanto no puede justificar moralmente su participación en esa guerra, estando convencidos de su deber de obedecer a Dios antes que al ser humano. La iglesia debe extender el amor y la preocupación cristiana a quienes toman las armas y a quienes eligen objeción selectiva de conciencia. Tales decisiones deben hacerse en el contexto de la comunidad cristiana y deber estar sujetos al debido proceso de la ley que ha sido conscientemente violado.
El Sínodo 2006 adoptó un reporte comprensivo del Comité sinodal para estudiar la Guerra y la Paz (vea la Agenda Para el Sínodo 2006, pp.381-452; las Actas del Sínodo 2006, pp. 670-77; www.crcna.org/SynodResources) urgiendo a las “agencias y miembros de la ICR a promover participar en iniciativas internacionales para construir paz con justicia” (p.672). el Sínodo también urge a la ICR a pedir procedimientos gubernamentales “en los que aquellos que se oponen a conflictos selectivos sobre la base de criterios de guerra justa sean liberados honorablemente” (p.674).
Historia
La ICR formó su postura sobre l guerra en la década de 1930, cuando la amenaza de la Segunda Guerra Mundial se avecinaba y el pacifismo era un tema controversial. La declaración básica adoptada por el Sínodo de 1939 no ha cambiado, pero se ha afirmado, complementado y matizado para adaptarse a situaciones más recientes, como el conflicto de Vietnam y la Guerra Fría. Las cuestiones de la objeción de conciencia, la amnistía y el desarme nuclear cobraron importancia en las décadas de 1970 y 1980 y fueron tratadas por los sínodos de 1977 y 1982. Para un Estudio Comprensivo de Guerra y Paz adoptado por la ICR, vea las Actas del Sínodo 2006, pp.381-452, 670-77; crcna.org/SynodResources.
Referencias a Las Agendas y Actas del Sínodo
Acts of Synod 1936, pp. 29-30, 96, 152
Acts of Synod 1937, pp. 11-12
Acts of Synod 1938, pp. 49-50
Acts of Synod 1939, pp. 27, 240-49
Acts of Synod 1959, pp. 80, 122, 248-50
Acts of Synod 1960, pp. 41-42, 128, 183-84
Acts of Synod 1963, pp. 72, 122, 181-84
Acts of Synod 1964, pp. 85-87, 312-17, 478
Acts of Synod 1969, pp. 96-99, 487-93, 528-29
Acts of Synod 1970, p. 514
Acts of Synod 1972, p. 104
Acts of Synod 1973, pp. 70, 79-81, 724, 736-41
Acts of Synod 1977, pp. 44-48, 550-74
Acts of Synod 1982, pp. 103-6, 615-18, 621
Agenda for Synod 2003, pp. 453, 475-86
Acts of Synod 2003, pp. 638-39, 693-94, 705
Agenda for Synod 2005, pp. 620-21, 628
Acts of Synod 2005, pp. 784-85, 821
Agenda for Synod 2006, pp. 381-52
Acts of Synod 2006, pp. 670-77