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Descargar Código de Conducta de la ICR para los Líderes Ministeriales

Preámbulo

En Filipenses 2, el apóstol Pablo presenta a sus lectores de Filipos la letra de un himno en el que se reconoce que Cristo Jesús es, en su propia naturaleza, Dios. Esto significa, entre otras cosas, que Cristo es aquel a quien pertenece todo el poder.

El himno prosigue diciendo que Cristo no consideró su igualdad con Dios como algo a qué aferrarse usándolo para beneficio propio. Al contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la misma naturaleza de un siervo, y humillándose hacia un estilo de obediencia sacrificada dispuesta a morir. En otras palabras, utilizó su poder para la prosperidad de los demás.

Todos los que estamos unidos a Cristo por fe y quienes servimos en la vida de la iglesia somos llamados, en este pasaje y en otros, a vivir de la misma manera. Jesús mismo, en respuesta al deseo de poder expresado por sus discípulos, los llamó (y a nosotros) a usar el poder para servir a otros, una forma de poderío que se confronta y contrasta con las formas en que el mundo usa el poder.1

No sólo contamos con este llamado de Cristo, sino que además Jesús está viviendo y creciendo dentro de nosotros (Gal. 2:20). Como resultado, nos vemos convirtiéndonos en el tipo de personas que tienen y utilizan el poder de una manera semejante a la de Cristo.

Dicho esto, hasta que Cristo vuelva y nos lleve a la perfección, seguiremos luchando con el impulso de abusar del poder y de los demás. Realidades terribles como el abuso verbal, emocional, psicológico, físico, sexual y espiritual se encuentran entre nosotros. El poder que poseemos en virtud de nuestra persona o nuestra posición siempre puede ser torcido con el fin de construir nuestros propios reinos a expensas de los demás. Esto es cierto para los pastores, los líderes del ministerio laico y los miembros de la iglesia por igual.

Conscientes de estas terribles realidades y con la hermosa esperanza de la obra transformadora de Cristo, se ofrece el siguiente código de conducta para los líderes del ministerio. Está moldeado por las Escrituras y por los compromisos que se encuentran en nuestras declaraciones confesionales y testimonios contemporáneos.2 Surge de una respuesta por parte del Sínodo 2018 a los patrones de abuso que habían sido señalados a su atención3 y tiene como objetivo evitar estos abusos en el futuro. Que la paz de Dios esté entre nosotros.

Código de Conducta

El abuso de poder es un uso indebido de la posición, la autoridad o la influencia para aprovecharse, manipular o controlar. El abuso de poder se produce cuando una persona con poder, independientemente de su origen, utiliza ese poder para dañar y/o influir en otra persona para obtener un beneficio personal a costa de la otra persona. Todo abuso por parte de los líderes de fe dentro de la iglesia también es abuso espiritual y tiene impactos espirituales que a menudo aumentan el daño causado a los individuos y a la familia de Dios. (Para más antecedentes, véase Acts of Synod 2019, pp. 587-615).

Como líder ministerial, me comprometo a lo siguiente:

Confidencialidad

Utilizaré la confidencialidad de forma adecuada, lo que significa que mantendré la confidencialidad de cualquier información que no pueda compartir.

No utilizaré la información que se comparta conmigo de forma confidencial para elevar mi posición o depreciar la de otros.

Mi uso de la confidencialidad también se regirá por lo dispuesto en la ley en cuanto a la obligación de informar.

Relacional

Hablaré y actuaré, en todas mis relaciones personales y profesionales, de manera que siga el modelo de Cristo, quien utilizó su poder para servir (1 Pe. 5; Mar. 10; Fil. 2; 2 Tim. 4:2).

Me comportaré con respeto, amor, integridad y honradez hacia todos, independientemente de su posición, estatus, raza, género, edad o capacidad.

En la mayor medida de mis posibilidades, contribuiré a crear un ambiente de hospitalidad.

Financiero

Me aseguraré de que los fondos se utilicen para los fines ministeriales previstos.

En todos los asuntos financieros, incluida la aceptación de donaciones, actuaré con absoluta honestidad, transparencia y responsabilidad.

Utilizaré adecuadamente prácticas contables aceptadas y revisiones y/o auditorías periódicas.

Relaciones íntimas

Mantendré las normas y los límites apropiados en todas las relaciones, que están informados por las Escrituras.

Mantendré todas mis relaciones profesionales libres de comportamientos inapropiados, tanto emocionales como sexuales. Esto incluye no involucrarse en un contacto íntimo inapropiado o en una relación sexual, contacto físico no deseado, comentarios sexuales, gestos o bromas.

Seguridad

Promoveré activamente un entorno seguro en el que se respete y valore a todas las personas, en el que no se tolere ni se permita que ocurra ninguna forma de abuso, intimidación o acoso.

Informaré de los casos conocidos o sospechosos de abuso físico, sexual o emocional o de negligencia de menores a las autoridades gubernamentales competentes.

Apoyaré a los adultos que revelen abusos físicos, sexuales o emocionales de forma que se empodere adecuadamente a la persona que ha sido victimizada.

Espiritual

Reconoceré el uso de las Escrituras y el trabajo del Espíritu en la comunidad de la iglesia y, por lo tanto, me abstendré de asumir ser la única "voz de Dios".

Utilizaré mi posición como un medio para servir al cuerpo de creyentes, y no a mí mismo, para el bien común y el cultivo de los dones del Espíritu.

Compromisos Adicionales

Trabajaré dentro de mi competencia profesional, especialmente en situaciones de asesoramiento, y remitiré a las personas a otros profesionales cuando sea apropiado.

Promoveré la veracidad, la transparencia y la honestidad en todo mi trabajo.

Revelaré cualquier conflicto de intereses percibido o real.

En todo lo que haga, trataré de utilizar mi posición, poder y autoridad con prudencia y humildad y de forma no abusiva.

En el caso de que haga un mal uso de mi poder, ya sea intencionadamente o no, como líder ministerial, reconoceré el daño que se ha causado y la confianza que se ha roto, y buscaré activamente la restauración, actuando con justicia, compasión, verdad y gracia. Me someteré humildemente a la percepción y entendimiento de otros y a la rendición de cuentas ante los demás para asegurar que utilice cualquier poder que se me haya confiado en uso al servicio pleno a Cristo.


1 Véase Marcos 10:35-45. Obsérvese que hay otros textos de la Escritura que abordan el uso del poder para bendecir, como 1 Pedro 5:1-4. Además, hay textos que describen los abusos de poder y el daño que tales abusos causan (ver, por ejemplo, 2 Sam. 11 y Ez. 34).

2 Véase la Confesión Belga, artículo 28, y el Catecismo de Heidelberg, P. y R. 55, 107, 111. Véase también la declaración de la Confesión de Belhar que dice: "Creemos... que la iglesia, como posesión de Dios, debe situarse donde se sitúa el Señor, es decir, en contra de la injusticia y a favor de los agraviados; que, siguiendo a Cristo, la iglesia debe dar testimonio contra todos los poderosos y privilegiados que buscan egoístamente sus propios intereses y así controlan y perjudican a los demás" (Confesión de Belhar, artículo 4). Además, en “Nuestro Mundo es de Dios”, leemos que la iglesia es una "nueva comunidad", reunida por Dios, en la que "todos son bienvenidos" (párr. 34); que la misión de la iglesia en este mundo quebrantado es una misión de proclamación del evangelio y sus implicaciones para la vida actual (párr. 41); y que, "restaurada en la presencia de Cristo, moldeada por su vida, esta nueva comunidad vive la historia continua del amor reconciliador de Dios, anuncia la nueva creación y trabaja por un mundo de justicia y paz" (párr. 39). Estas declaraciones describen la misión de la Iglesia en general y sirven de base para el código de conducta específico que aquí se presenta.

3 La propuesta de Bev Sterk para el Sínodo de 2018, titulada "Abordar los Patrones de Abuso de Poder que Violan la Sagrada Confianza Otorgada a los Líderes y Reconocer cómo Estos Obstaculizan el Debido Proceso y la Sanidad", y los apéndices específicamente relacionados a la misma, se pueden encontrar en la Agenda para el Sínodo 2018, pp. 282-307 (ver crcna.org/Synod Resources). La acción subsiguiente del Sínodo 2018 fue formar un "Comité de Abuso de Poder" para estudiar "cómo el ICRNA puede abordar mejor los patrones de abuso de poder en todos los niveles de la denominación" (Acts of Synod 2018, pp. 523-24). El trabajo del Sínodo 2019 relacionado con esta propuesta se puede encontrar en las Actas del Sínodo 2019, pp. 794-96 (ver crcna.org/Synod Resources). La recomendación particular que pide un código de conducta es la recomendación 3, c (p. 795).