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El Anuncio
Congregación de Jesucristo:
Hoy nos regocijamos en el cuidado especial de Cristo y su amor por su iglesia, porque tenemos el privilegio de ordenar a (nombre) [o: instalar a (nombre)] al ministerio de la Palabra en esta iglesia [o: para el ministerio especial de esta iglesia]. Porque él ha aceptado el llamado de esta congregación, procedemos con su ordenación [instalación].

La introducción
Desde el principio, toda la iglesia del Nuevo Testamento ha sido llamada a anunciar las buenas nuevas de la salvación en Jesucristo al mundo entero: "Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y de El Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que yo les he mandado "(Mateo 28: 19-20). Pronto se hizo evidente que la tarea confiada a la iglesia era vasta y compleja. Por lo tanto, la iglesia, bajo la guía de los apóstoles, instituyó ministerios distintivos para asegurar que la obra se hiciera bien (Hechos 6: 1-6). Aquellos dedicados a estos ministerios debían funcionar con el poder y la autoridad de Cristo, un poder y una autoridad arraigados en la obediencia a su Palabra y expresados ​​en servicio de amor.

Por lo tanto, estos ministerios deben distinguirse de los más generales dados por Cristo a todos los creyentes. El oficio de ministro es uno de estos ministerios distintivos.

La instrucción
Las Escrituras describen los deberes del ministro de varias maneras. Él es un siervo tanto de Cristo como de la iglesia; Es mayordomo en la casa de Dios; Él es un maestro para explicar el misterio del evangelio; Él es un pastor que cuida al rebaño; Y es un embajador y un heraldo de su rey, proclamando el mensaje de la reconciliación.

La predicación de la Palabra es una de las principales tareas del ministro. Tal proclamación debe reflejar fielmente la Palabra de Dios y relacionarla con las necesidades de los oyentes. Pablo hizo hincapié en esta exigencia cuando escribió: "Predica la Palabra, persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno, corrige, reprende y anima ...". (2 Timoteo 4: 2). Y debido a que los sacramentos están estrechamente relacionados con la predicación de la Palabra, el ministro tiene el privilegio de administrar el santo bautismo y la Cena del Señor. Dado que el ministro tiene la responsabilidad de predicar la Palabra y administrar los sacramentos en la adoración pública, es su tarea llevar a cabo el servicio de adoración de tal manera que Dios recibe la gloria y la congregación es edificada.

Cuando Jesús dijo a Pedro: "Apacienta mis corderos", confió a los oficiales de la iglesia un cuidado especial para los jóvenes. El ministro debe instruir a los miembros bautizados de la congregación en el camino de la salvación, y también debe alentar y asistir a los que enseñan con él (2 Tim. 2: 2).

Como pastor, el ministro visita a los miembros de la congregación. Visita a los enfermos y los que sufren, consuela a los que lloran, amonesta a los que se desvían, aconseja a los que necesitan guía, guarda en confianza los asuntos que se le confían en consejeria o confesión, y alienta a los débiles. Se regocija con los que se alegran y llora con los que lloran (Romanos 12:15).

Sin embargo, el ministro no solo es llamado a servir solamente a quienes son miembros de la iglesia de Cristo, sino también para tomar parte en y promover la obra de evangelismo. Como verdadero discípulo de Cristo su maestro, debería demostrar que la iglesia existe también para el mundo y que la obra misionera de la iglesia es una parte esencial de su llamado.

Como siervo de Cristo, el ministro debe ayudar y alentar al pueblo de Dios a como cuida al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo y los que están en prisión (Mateo 24:31-46).

En toda su obra, el ministro proclama, explica y aplica las Santas Escrituras para juntar y edificar a los miembros de la iglesia de Jesucristo. Para esta obra, el ministro se dedica al ministerio de oración, junto con todo cristiano en confesión, intercesión, agradecimiento, y alabanza.

Las Preguntas
Hermano (nombre), para que todo el pueblo de Dios congregado aquí pueda testificar que tú, en la fortaleza del Señor, que aceptes las responsabilidades de este oficio, se te está pidiendo que te pongas de pie  para responder a las siguientes preguntas:

¿Crees que en el llamado de esta congregación, Dios mismo te esta llamando a este Santo Minsterio?
¿Crees que el Antiguo y el Nuevo Testamento son la Palabra de Dios, la única regla infalible de fe y vida?
¿Te suscribes a los estándares doctrinales de esta iglesia, rechazando toda enseñanza que los contradiga?
¿Prometes ser un ministro fiel, a comportarte en una manera Digna de tu llamado, y someterte al gobierno y a la disciplina de la iglesia?

(Nombre), ¿Cuál es tu respuesta?

Respuesta: Si, con la ayuda de Dios.

[El ministro que está oficiando puede decir (al imponer las manos en caso de ordenacion)]:
Dios, nuestro Padre celestial, quien te ha llamado a este gran y glorioso oficio, te alumbre, fortalezca, y gobierne por su Palabra y su Espíritu para que tu sirvas fielmente y eficazmente en tu ministerio, para la gloria de su nombre y del reino venidero de su Hijo, Jesucristo. Amen.

[A los miembros de la congregacion ahora se les pide que se pongan de pie para hacer sus votos. El ministro que esta oficiando se dirige a ellos]:

Amada congregación de Cristo:

¿Le dan la bienvenida en el nombre del Señor, a este hermano como su ministro y pastor?
¿Prometer tomar a corazón la Palabra de Dios a como la proclama? ¿Prometen orar por el, compartir con el en la obra de su ministerio, alentarlo en el ejercer de sus tareas, y responder a su obra con obediencia, amor y respeto?

Congregación, ¿Cuál es su respuesta?

Respuesta: Si, con la ayuda de Dios.

[El ministro que esta oficiando (o quien haya sido designado) le felicitará y le alentará al ministro y a la congregación de la siguiente manera]:

Querido hermano y compañero siervo de Cristo:
Nos regocijamos con usted en este día que, después de años de preparación, usted ha sido ordenado para el ministerio de la Palabra. [O: Nos regocijamos todos con usted en este día a como comienzan su trabajo en esta congregación.]

Que usted experimente mucha alegría en el cumplimiento de su llamado. A como ejerce la autoridad del oficio que se le ha confiado, que siempre permanezca un humilde servidor.

Cuida fielmente a todo el rebaño, a los viejos y a los jóvenes, a los fieles y a los infieles, a los sanos y a los enfermos, a los fuertes y a los débiles. Alégrate con los que se alegran y sufren con los que sufren.

Use todos tus talentos al máximo de tu capacidad, y no descuides ninguno de tus dones. Y un día nuestro principal Pastor te dará la corona de gloria, diciendo: “Bien hecho, siervo bueno y fiel.”

Y a ustedes, queridos hermanos cristianos, felicitaciones también. Este es verdaderamente el día que el Señor ha hecho. Regocijémonos y alegrémonos en ella.

Mantengan sus votos. Reciban a su ministro como un don de Dios. Escúchenlo con todo el respeto debido a su oficio. Anímenlo cuando necesite fortaleza y oren por él todos los días.

Cualquiera que reciba a un profeta porque es profeta, recibirá la recompensa de profeta (Mateo:10:41)

Como pastor y congregación, que ustedes vivan como la novia que anhela la venida de nuestro esposo celestial, orando, “Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).

Ahora demos gracias y pidamos al Señor que nos ayude a cumplir lo que hemos prometido.

Oración:
Gracias Señor, en este día, por tus muchas bendiciones. Gracias por tu iglesia, “electos de toda nación, sin embargo, uno sobre toda la tierra.” Gracias por darle a tu iglesia la tarea de llamar a otros a tu gracia de salvación en Jesucristo, y a toda la hermandad de la comunidad del pacto.

Hoy te damos gracias en particular, por darle a la iglesia el oficio especial de ministro de la Palabra. Nos regocijamos que como congregación hemos recibido a un nuevo pastor para trabajar con nosotros. Oramos que lo bendigas como siervo de Cristo y de su iglesia. Ayúdale a ser un embajador inspirado para su Rey, trayendo el mensaje de salvación y de reconciliación a todos. Bendícelo como predicador, y como maestro, como pastor y como consejero. Que compruebe ser un mayordomo fiel en la casa del Señor.

Capacítanos, como una congregación, a escucharle con gozo y atención, reconociendo en sus palabras la voz del buen pastor. Fortalécenos a todos en la obra del ministerio para que podamos ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Ayúdanos, congregación y pastor, a soportar el calor del día y la obscuridad de la noche, sostenidos por tu presencia sanadora y guiadora.

Todo esto lo pedimos con corazón agradecido, en el nombre de tu querido Hijo, nuestro Señor y Salvador. Amen.