Skip to main content

Como una cortesía, la Iglesia Cristiana Reformada en Norte América le provee al lector esta traducción. Si usted tiene alguna pregunta o inquietud en cuanto a la calidad de esta traducción, por favor, contáctenos ([email protected]) con sugerencias para mejorarla.

Para el reporte completo y las declaraciones exactas de la postura de la denominación sobre un tema en particular, el lector debe buscar las referencias provistas.

Postura

La iglesia entera y cada uno de sus miembros, deben vivir en estrecha comunión con el Señor Jesucristo para que la vida de los creyentes, individual y comunalmente, siempre muestre el fruto del Espíritu Santo. Cristo, a través de su Espíritu, distribuye soberanamente sus dones al cuerpo de creyentes cuando y donde quiere, y empodera a los miembros de la iglesia en cada época con los dones que juzga necesarios para la edificación de su cuerpo. Las congregaciones individuales deben proveer dentro de su compañerismo comunal el ejercicio libre de todos los dones genuinos del Espíritu siempre y cuando todo se haga para edificación y en buen orden, y las iglesias deben brindar plena oportunidad para el servicio del reino en ministerios apropiados a los dones recibidos por sus miembros.

Las iglesias deben estar alerta a los errores y excesos involucrados en el ejercicio de supuestos dones “carismáticos”, como hablar en lenguas, sanar por la fe y exorcismo. Las iglesias deben aceptar con amor y paciencia a los miembros que afirman haber sido bautizados con el Espíritu Santo como una “segunda bendición” distinta de, y recibida después de la conversión y deben tratar con firmeza con ellos de manera pastoral para corregirlos en sus creencias. Según la enseñanza bíblica, un creyente recibe el bautismo en o con el Espíritu Santo en el momento de la conversión.

Se insta a las personas involucradas en el neo pentecostalismo a recordar que todos los creyentes han recibido el Espíritu Santo y que toda experiencia religiosa debe ser juzgada por la Palabra escrita de Dios, a través de la cual la iglesia debe discernir la dirección del Espíritu. Además, los dones del Espíritu deben ser confirmados por la presencia del fruto del Espíritu y deben usarse para el bien de todo el cuerpo de Cristo.

Los miembros de la iglesia que creen en la enseñanza de la “segunda bendición” están descalificados para ocupar un cargo, pero no todos los que afirman tener ciertas experiencias carismáticas están descalificados por ese solo hecho. La iglesia llena del Espíritu debe juzgar cuales dones del Espíritu pueden o deben emplearse en el ejercicio de los oficios.

Después de considerar extensos informes de estudios sobre el Pentecostalismo de la Tercera Ola en 2007 y 2009, el Sínodo de 2009 adoptó el siguiente consejo para las iglesias:

  1. Aceptar con gratitud todas las formas en que el Espíritu Santo manifiesta su obra en este movimiento para la gloria de Dios, en particular al demostrar la realidad actual de los dones espirituales (charismata) registrados en las Escrituras y de ser llenos del Espíritu Santo de diferentes maneras en ocasiones múltiples.
  2. Tener cuidado con cualquier tendencia a hacer de las experiencias dramáticas, emocionales o milagrosas, el centro de la vida cristiana, a subestimar el valor fundamental del fruto del Espíritu en la santificación, a restringir las cosas del Espíritu a fenómenos carismáticos o a minimizar la manera positiva en que Dios usa el sufrimiento para nuestro bien.
  3. Reconocer el don de profecía hoy, sujeto a la autoridad primordial de las Escrituras y al discernimiento del cuerpo cristiano.
  4. Tener cuidado con cualquier pretensión de profecía que vaya más allá de las Escrituras, que no respete la autoridad del liderazgo de la iglesia o que fomente la disensión en lugar de la edificación amorosa.
  5. Ser fervientes en la oración y esperar que Dios haga grandes cosas como resultado. Pensar en la oración como un diálogo, no como un monólogo, y estar atento a lo que Dios está diciendo mientras oramos.
  6. Aceptar con gratitud que Dios continúa brindando curación física y emocional en respuesta a la oración, tanto a través de su don de ciencia médica como a través de formas médicamente inexplicables. Al mismo tiempo, aceptar que cuando Dios, en su soberanía, no sana, manifiesta su amor en y a través del sufrimiento y la muerte. Tal curación presente nos apunta a la curación completa que Cristo logró y traerá a plenitud a su regreso.
  7. Tener cuidado con el mal uso asociado con los ministerios de curación, ya que restan valor a la gloria de Dios y tienen el potencial de causar un gran daño. Evitar las técnicas de curación que no reconozcan la naturaleza multifacética del quebrantamiento y el contexto del sufrimiento específico.
  8. Reconocer la realidad de la lucha del creyente contra su naturaleza pecaminosa, las tentaciones del mundo y los poderes demoníacos. Con discernimiento y precaución, estar dispuesto a participar en un ministerio de liberación bíblicamente sólido contra los poderes demoníacos en la autoridad y el nombre de Jesucristo.
  9. Afirmar que el oficio apostólico, que pertenece al período fundacional de la iglesia, dio origen a los escritos canónicos del Nuevo Testamento. Rechazar todos los reclamos de líderes contemporáneos sobre este oficio apostólico.

Historia

Debido a la influencia del neo pentecostalismo en la ICR y sus oficiales, y especialmente en respuesta a dos propuestas en 1971 y la negación de la candidatura a un seminarista en 1970, el Sínodo de 1971 nombró un comité para estudiar las enseñanzas y prácticas asociadas con este movimiento en la luz de la enseñanza bíblica sobre el Espíritu Santo. El Sínodo de 1973 adoptó varias declaraciones que se resumen en la posición mencionada anteriormente. Al mismo tiempo que el sínodo reconoció una dolorosa falta de seguridad de la salvación y una falta de manifestaciones abiertas de gozo y poder entre los miembros de la ICR, también rechazó firmemente algunas enseñanzas y prácticas del movimiento neo pentecostal, incluida la segunda bendición del bautismo por el Espíritu Santo. El Sínodo de 1974 adoptó directrices para los oficiales con respecto a este tema.

En respuesta a una propuesta sobre el pentecostalismo de la tercera ola, el Sínodo de 2004 nombró un comité para estudiar este tema. El comité informó al Sínodo de 2007 y el Sínodo envió el informe para su revisión. Un comité de estudio reconstituido informó al Sínodo de 2009, y el Sínodo adoptó el consejo descrito anteriormente.

Referencias a Las Agendas y Actas del Sínodo

Acts of Synod 1970, p. 12
Acts of Synod 1971, pp. 97-98, 102, 147, 642, 671
Acts of Synod 1972, pp. 31-32, 112, 485
Acts of Synod 1973, pp. 71-79, 398-493, 745-46
Acts of Synod 1974, pp. 31, 623-25
Agenda for Synod 2004, pp. 436-7
Acts of Synod 2004, pp. 556, 608-9, 642
Agenda for Synod 2005, pp. 620-21, 628-29
Acts of Synod 2005, pp. 784, 821
Agenda for Synod 2007, pp. 331-88
Acts of Synod 2007, pp. 613-15, 675
Agenda for Synod 2009, pp. 335-432
Acts of Synod 2009, pp. 590-92